Establecer relaciones personales que fomenten vínculos de cercanía y profundidad es una necesidad emocional, social y biológica indispensable para todo individuo de forma natural. A pesar de ser una necesidad básica, a veces resulta difícil lograr relaciones constructivas y armónicas, hay momentos en los que las buenas intenciones, el genuino interés o amor que podamos sentir por los demás, podrían no ser suficientes para lograr sentirnos bien con ellos o con lo que está pasando en la relación.
¿Cómo podemos generar mejores oportunidades de bienestar en nuestras relaciones? ¿Qué podemos hacer para tener una vida en pareja más plena? ¿Cómo podríamos tener una familia más sólida, estable, segura y feliz? ¿dónde todos se sientan reconfortados y a gusto?
Si te das la oportunidad de poner en práctica lo que a continuación se explica, y te ocupas de ir refinando de forma continua su ejecución, podrás mejorar tus relaciones personales de forma significativa y desarrollar habilidades que te llevarán a incrementar el grado de satisfacción en tus relaciones sociales, laborales, etc.
Estos puntos a trabajar te serán útiles en toda interacción y en cualquier tipo de vínculo familiar sin importar el tipo de familia a la que perteneces. La familia puede estar conformada de distintas formas dependiendo de sus características, puede ser nuclear, extensa o extendida, de padres separados, monoparental, reconstruida -compuesta o binuclear- y multinuclear, entre otras.
Para fomentar relaciones armónicas, funcionales y saludables, es preciso lograr que cada uno en la relación, se sienta parte importante de la misma, que se sepa escuchado e incluido, que sea tomado en cuenta.
Las interacciones que establecen relaciones prósperas fomentan lazos de comunicación efectiva, dónde es posible expresar con respeto y comprensión lo que se siente, piensa, cree o desea. Aprender a escuchar desde el punto de vista del otro, con buena actitud y disposición, observar más allá de las formas de comunicación, las necesidades manifiestas por el otro, permite plantear acciones que corrigen el problema sin enfrascarse en las emociones que a veces pueden ser o hacer las cosas más complicadas, esto permitirá atender las demandas reales.
Las interacciones se solidifican cuando se expresa de forma natural, y de manera recíproca, muestras de cariño, en congruencia con las palabras y las acciones, darse la oportunidad de mostrar los buenos sentimientos, pensamientos y deseos que tienen el uno por el otro, el reconocimiento y la estima son parte importante de la comunicación afectiva.
Definir roles claros, permite estar en el mismo entendido en lo que puede cada uno comprometerse y esperar del otro, suponer los deberes puede causar dificultades y limitar o desvirtuar las expectativas de la propia vida. Los roles deben ser establecidos en común acuerdo, así como también los límites, las reglas estables y bien delimitadas facilitan que todos puedan cumplir con lo que les corresponde.
La relación siempre debe ser dinámica. Se tiene que contar con flexibilidad en la mecánica de la relación o del sistema familiar, según sea el caso, tener la disposición de adaptar las costumbres, creencias y las formas que permite que la relación se sobreponga a los desacuerdos, desavenencias y circunstancias que la vida demande. La flexibilidad, posibilita la resiliencia.
Un problema muy común en las relaciones es el enfoque unilateral, donde alguno suele olvidarse de las necesidades, deseos o derechos del otro. Deben evitarse todo egoísmo en virtud de lo que más beneficie a todos, siempre y cuando, no se vulneren los derechos e integridad de nadie. Debe evitarse toda lealtad oculta, en perjuicio de alguien más.
Para mejorar la relación hay que generar cambios. Una forma eficiente de direccionar los recursos es centrar la atención en generar cambios profundos en las dinámicas de interacción. En ocasiones se realizan acciones con buenas intenciones, pero mal encausadas, lo que no ayuda a restructurar la forma de relacionarse, ni a cambiar aquello que genera, mantiene o perpetúa los problemas que aquejan. Se debe observar ¿qué de las acciones, creencias y actitudes, suman o restan al vínculo o a los objetivos comunes? para entonces elegir con prudencia aquellas que aportaren mayores beneficios a todas las partes involucradas.
Tener relaciones cada vez más saludables es posible si las partes involucradas enfocan adecuadamente sus buenas intenciones y esfuerzos. En Psicoterapia Integral Metepec podemos ayudarte a conseguirlo, permítenos guiarte para establecer relaciones más placenteras. Te invito a tener una vida de pareja y de familia más plena y feliz.
Atentamente, Psic. M. Elizabeth Márquez López.