La relación de pareja es todo tipo de vínculo sexo afectivo que se construye a partir de los intereses recíprocos de cada individuo que están dentro de la relación en sí. Estos vínculos se crean a partir de factores biológicos, sociales, culturales, así como de creencias y expectativas individuales.
Independientemente de los factores que intervienen para co-crear una relación de pareja hay características primordiales para que este vínculo sea funcional y favorable para quienes están dentro de dicha relación, estas características son esenciales para que generen una sensación de bienestar; el respeto, la lealtad, la empatía y colaboración son fundamentales.
Sin embargo, en la actualidad ha surgido una definición popular a ciertas dinámicas relacionales en torno a la pareja, la muy conocida “relación tóxica”.
La relación tóxica es un tipo de relación en la que la ambivalencia emocional es persistente y continua, es decir, hay sensaciones engañosas de bienestar acompañado de episodios latentes de malestar, tales como la angustia y la ansiedad, esto genera en los individuos confusiones emocionales: “le quiero pero no me agrada la forma en la que me trata”, y de pensamientos: “¿por qué si me hace daño le necesito?”. Esta dinámica regularmente detona en dependencia o codependencia emocional, así como en otros malestares emocionales y psicológicos.
Este tipo de relación cumple con características específicas que han sido normalizadas, incluso romantizadas socialmente, por ejemplo: demostrar obsesión por la pareja, solicitar fotografías de lo que se está haciendo en el día a día, pedir la ubicación del individuo, prohibir relaciones interpersonales como parte de los celos romantizados, compensar actos de deslealtad con regalos o promesas, asegurar que no se puede vivir sin el otro, etc..
Por otra parte, si profundizamos en cada una de estas acciones la mayoría de ellas están catalogadas como formas de violencia, incluso aparecen en un gráfico conocido como violentómetro, éste contiene las diferentes manifestaciones de violencia más representativas que se generan en las relaciones interpersonales, algunas de ellas son: chantajear, mentir, engañar, celar, culpabilizar, intimidar, prohibir, destruir artículos personales, golpear jugando, jalonear, caricias agresivas, entre otras.
Hagamos un ejercicio, considerando que defines a tu relación de pareja como una relación tóxica identifica a través del siguiente violentómetro ¿Cuáles son los indicadores de violencia en los que se perpetúan las acciones o conductas de tu relación?
Reconocer que la dinámica de pareja que sobrellevas tiene manifestaciones de violencia puede resultar complicado ya que existen factores sociales y culturales que se han encargado de normalizar y romantizar estas dinámicas, pongamos el caso de la literatura, el cine, las redes sociales y la música, mismos que nos han dejado personajes e historias representativas del cómo el control, los celos, la dependencia y las mentiras son parte de una grandiosa historia de amor, por el contrario en la vida real es sumamente peligroso.
Des romantizar tu propia historia que no es de amor ya que conllevan conductas agresivas puede resultar doloroso, afrontar que la relación que puedes estar sobrellevando no es tóxica sino violenta puede brindar la posibilidad de reflexionar el riesgo en el que te encuentras y comenzar a accionar para el cuidado de ti misma/o y de tu pareja.
Si observaste algunos indicadores de violencia en tu relación es recomendable acudir con un profesional, reconstruir nuevas dinámicas que tengan como base el respeto y amor propio para la construcción de una relación sana favorecerá en tu desarrollo integral y en el cuidado de tu salud mental e incluso de tu vida misma. Las violencias no se detienen, se erradican a través de un abordaje integral y con perspectiva de género.
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Psic. Gema Atenas González Hernández