HERIDAS EMOCIONALES DE LA INFANCIA

HERIDAS EMOCIONALES DE LA INFANCIA

La mayoría de las actitudes y decisiones que toma una persona en la adultez vienen a partir de las vivencias de su infancia. La clave de sanarnos en terapia es trabajar a nuestro niño interior, sanando las heridas, conociéndolas, saber de dónde provienen, o bien prevenirlas para que ese niño crezca siendo un adulto más sano.  

Las heridas emocionales son la parte intima de carencias afectivas que todos tenemos sin cubrir en mayor o menor medida, esa parte necesitada de amor cuya falta nos llega desde la infancia, y que es responsable de muchas tendencias autodestructivas de insatisfacción en las relaciones personales (cubrirlo en la vida adulta con ciertas necesidades de aferrarnos a o parejas que no nos hacen bien, aferrarse a vicios que dañan la salud).

Dependiendo de lo que se ha recibido de los padres y el entorno en el que se haya desarrollado, es el resultado de las experiencias vividas del niño interior desde el momento de la concepción. Desde el embarazo influye las emociones de la madre, el entorno, inquietudes, tipo de relaciones o apoyo de la familia y la pareja, ser un embarazo deseado o no.

El niño interior puede representar una parte dolida, rencorosa, vengativa (nos producen miedos irracionales, culpa, falsas creencias, obsesiones, soledad). De igual modo, nuestro ser esencial o natural tiene una parte creativa, alegre, con todos nuestros talentos, dones, instinto, intuición y emoción. 

 Otro aspecto importante que interviene en el desarrollo del niño interior es la crianza, repercutiendo en las heridas emocionales de como llegamos a la adultez. Dado que los niños no cuentan con un aparato psíquico lo suficientemente desarrollado que les permita interpretar sus impresiones y sensaciones de forma adecuada.

EL APEGO Y SU RELACIÒN CON LA FORMACIÒN EN LAS HERIDAS DE LA INFANCIA.

Dentro de la crianza el apego que surja con los cuidadores principales dependerá en la forma en la que se fue creciendo y va determinando parte de la personalidad: 

  • Necesidad de apego: Los seres humanos tienen una necesidad innata de establecer vínculos emocionales y afectivos con figuras de apego que proporcionen seguridad, protección y apoyo emocional.
  • Importancia de la figura de apego: El cuidador principal generalmente es la madre, quien se convierte en la base segura de que el niño pueda explorar el mundo y a la que pueda recurrir en momentos de estrés o peligro.
  • Capacidad de respuesta del cuidador: La calidad de apego depende de la sensibilidad y capacidad de respuesta del cuidador hacia las necesidades emocionales del niño, fomentaran un apego seguro y saludable.
  • Experiencias tempranas de apego: Dichas experiencias en edades tempranas forman modelos internos que influyen en la forma que el niño percibe y responde a las relaciones, teniendo un impacto en su desarrollo emocional y social.
  • La influencia del apego en desarrollo posterior: La calidad del apego tiene implicaciones en el desarrollo posterior. Los niños con apego seguro tienden a mostrar mayor confianza, autoestima, capacidad de regulación emocional, habilidades sociales, mientras aquellos con un apego inseguro pueden experimentar dificultad en estas áreas.

A continuación, se mencionan algunas de las situaciones que pueden provenir de las heridas emocionales de la infancia que postulaba el autor John Bradshaw (1990), terapeuta y promotor de la sanación psicológica “el niño interior herido” (0-18 años proceso de formación de las heridas):

  • Relaciones familiares disfuncionales.
  • Eventos traumáticos.
  • Bullying y exclusión social.
  • Expectativas poco realistas o presión excesiva.
  • Modelos parentales disfuncionales.
  • Falta de validación emocional.
  • Enfermedades mentales de los padres o cuidadores.
  • Cambio o inestabilidad en el entorno familiar.

Las cuales Bradshaw (1990) las fue nombrando y/o clasificando en segmentos: 

  • Herida del abandono: Haber vivido ausencias físicas o emocionales.
  • Herida del abuso: Haber sido expuestos al abuso físico, psicológico y sexual.
  • Herida de la humillación: Ser avergonzado o desvalorizado.
  • Herida del rechazo: Sentirse no deseado o ignorado.
  • Herida de la traición: Haber sentido que no cumplieron contigo o te fallaron.
  • Herida de la injusticia (no la considera el autor): Indefensión, crecer en un ambiente rígido, frío o excesivamente crítico.

Su método se centra en reconocer a nuestra niña/o interior, cómo nos afecta hoy en día esas heridas que se ven reflejadas en nuestro actuar de adultez y ¿Qué se puede hacer para corregirlo?

Las heridas de la infancia pueden tener un impacto duradero en nuestra vida, influyendo en la autoestima, relaciones interpersonales, la capacidad de establecer limites saludables y nuestra capacidad de regular las emociones. 

    • Enseñarle al niño interior a sanar: en vida adulta:
  • Confiar.
  • Aceptar.
  • El shock.
  • La ira.
  • La tristeza.
  • Remordimiento.
  • Soledad.

Hoy tienes una oportunidad de sanar en tu tiempo y espacio en Psicoterapia Integral Metepec, brindándote un acompañamiento empático-profesional para trabajar las heridas logrando en ti un trato más compasivo, al comprenderlas y hacerte responsable del bienestar propio.

Psic. Fabiola Estrada Albarrán.

También te puede interesar...

Artículos populares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *