ciclo de violencia

Ciclo de violencia – Violencia en contra de las mujeres (Parte 4)

Ya en los artículos anteriores se habló de la violencia y los tipos de la violencia, sobre todo lo que respecta a violencia de género, que si bien no es exclusivo ejercicio a las mujeres, si es un tema predominante en la actualidad para ellas.

En este artículo se hablará del ciclo o espiral de la violencia, que es un concepto desarrollado por la psicóloga norteamericana Lenore E. Walker en 1979, en el que explica la dinámica cíclica de la violencia conyugal y la razón por la cual muchos quedan atrapados en dicha relación violenta de pareja.

La autora identifica que este ciclo está compuesto por tres fases que varían en tiempo e intensidad para cada pareja, así mismo las víctimas no son agredidas de la misma forma todo el tiempo, sino que la agresión es progresiva y puede variar en cuanto a la forma y la intensidad en la que se manifiesta y este ciclo puede ser  utilizado como la forma mantener por parte del maltratador el control sobre la pareja.  

La violencia como ya se mencionó en los artículos anteriores, se ha naturalizado y por tanto se ha ido invisibilizado en la sociedad. Iniciando con diferenciaciones que conlleva una desigualdad entre hombres y mujeres, desde los roles que cada uno ejerce, los espacios designados, los puestos y salarios otorgados,  seguidos en el inicio de la relación con situaciones de control que suelen ser confundidas con expresiones de amor y protección a la pareja, maltrato psicológico como muestra o expresión, el aislamiento social, escalando al maltrato sexual el cual es utilizado o practicado como sometimiento para la pareja y por supuesto la violencia física, que en su mayor expresión concluiría con la muerte de la pareja. 

El ciclo que propone Lenore consta de tres fases como se mencionaba anteriormente, estas son: 

ACUMULACIÓN DE TENSIÓN: Se caracteriza por una escalada gradual de la tensión, donde la hostilidad va aumentando sin motivo comprensible y aparente. Se intensifica la violencia verbal y pueden aparecer los primeros indicios de violencia física. Se presentan como episodios aislados que se cree se puede controlar y que desaparecerán. La víctima considera que estos son actos aislados que puede controlar o incluso ignorar ya que probablemente “no se volverán a repetir”.

Las acciones que la víctima asume es la de ser conciliador. Trata de calmar a su agresor y  empieza a negarse a sí misma lo que está pasando. Considera que todo es tolerable y empieza a armar excusas para justificar la violencia.

EXPLOSIÓN O AGRESIÓN: Entre más tensión se acumula, más cerca están inmersos en la segunda fase en la cual todo estalla y empiezan a suceder las descargas, por llamarlas de alguna manera, estalla la violencia y se producen las agresiones físicas, psicológicas y sexuales. Es en esta fase donde la mujer suele denunciar o pedir ayuda.

Al principio suele existir incredulidad por parte de la víctima, y esta se concreta en sobrellevar al abuso al cual está siendo sometido, y puede emplear diferentes estrategias para lograr que el agresor se tranquilice, como por ejemplo, ser amable y servicial, accede a tener relaciones sexuales, amenazar con abandonarle si no cesa en los malos tratos. 

CALMA O RECONCILIACIÓN O LUNA DE MIEL: En esta fase el maltratador manifiesta que se arrepiente y asegura que estos episodios no se repetirán. Utiliza estrategias de manipulación afectiva como regalos, caricias, disculpas, promesas, entre otros, para evitar que la relación se rompa. 

El comportamiento del agresor o maltratador constituye un refuerzo positivo ya que les permite ver la parte positiva de la relación de pareja, y fomenta la esperanza y el deseo de que el agresor cambie. 

Una vez que ha surgido el primer episodio de maltrato y se ha atravesado el primer ciclo de violencia, y este aumenta la probabilidad de nuevos episodios. Esos nuevos episodios vendrán desencadenados por detonantes cada vez más insignificantes, y acompañados por episodios de abuso cada vez más virulentos.

Las consecuencias del maltrato son muy variadas, en la salud física, en el ámbito social, psicológico, económico, físico, sexual, en el bienestar de los hijos,  entre otros, y se manifiesta por ejemplo con aislamiento, pérdida de empleo, absentismo laboral, trastornos de la conducta alimentaria, depresión, ansiedad, trastornos del sueño, abuso de sustancias, dolor crónico, trastornos gastrointestinales, pérdida de deseo sexual, trastornos menstruales, pérdida de peso, embarazo no deseado, lesiones y por supuesto llegar a la muerte (por homicidio, suicidio).

Por lo que si tu identificas este ciclo de violencia en tu relación de pareja es importante que solicites ayuda, la agresión siempre va en escalada y a veces es imperceptible, pide apoyo, en Psicoterapia Integral podrás encontrar el apoyo que necesitas. 

M.I.T.F. Lizeth Ocampo

Bibliografía 

Echeburúa, E., & Corral, P. D. (2002). Manual de Violencia Intrafamiliar. Madrid: Siglo XXI.

Prieto, C. (2011). Características psicológicas y sociales de las víctimas de violencia conyugal que se encuentran en el Ciclo de Violencia descrito por Lenore Walker, usuarias del centro de atención integral contra la Violencia Intrafamiliar (CAVIF) de la ciudad de Bogotá. Bogotá: Unincca.

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