Según el griego therapeia (terapia), significa ‘atender’ y ‘curar’. Algunos autores como Drever (1975: 234), se refieren a la terapia como “…el tratamiento de desórdenes a través de métodos psicológicos”, pero la terapia no sólo se reduce a esta aspecto; los psicoterapeutas, según Engler también buscan atender a personas que buscan entenderse a sí mismos y a que se desempeñen de una manera más creativa y satisfactoria.
Por lo anterior expresado, podemos decir que la psicoterapia es un método terapéutico de gran eficacia, que busca a través de diferentes técnicas mejorar la salud emocional del individuo enfatizándose en las actitudes, conductas, pensamientos y afectos, ayudando a:
• Mejorar nuestras relaciones intrapersonales e interpersonales
• Descubrir, desarrollar y/o aprender herramientas para la resolución de
problemas de una manera más rápida y eficiente
• Aprender a conocerse a sí mismo
• Reducir o eliminar síntomas con la modificación de patrones emocionales.
• Poner límites
• Generar acuerdos, entre otros…
Existen diferentes enfoques y tipos de terapia (individual, de pareja, familiar, grupal), lo que influye en el tiempo (45 y 65 minutos según el tipo de proceso terapéutico) y el número de sesiones, según las necesidades de cada caso o persona.
La terapia se basa en una relación psicoterapeuta-cliente, donde cada uno ejerce un papel importante; el psicoterapeuta, basado en un sistema teórico y un entrenamiento clínico, ayuda al cliente a identificar el problema y sus posibles causas, establecer objetivos específicos a seguir y proporcionar un plan de tratamiento; por otro lado el cliente, para poder lograr lo anterior mencionado, es de vital importancia que tenga la voluntad, decisión y compromiso de colaborar consigo mismo y la terapia, para así poder alcanzar los objetivos previamente planteados.
Por MTF. Alicia García.