Duelo infantil

Duelo infantil

El duelo infantil constituye un tema de vital importancia en la salud mental y el desarrollo psicosocial de los niños. A pesar de ello, con frecuencia queda invisibilizado o se ofrece apoyo insuficiente. En este artículo se revisan los aspectos críticos del duelo en la infancia, sus manifestaciones específicas, factores que influyen en su evolución, y algunas pautas de acompañamiento desde entornos familiar y escolar.

¿Qué es el duelo infantil y por qué importa?

El duelo infantil se refiere al proceso de adaptación que atraviesa un niño tras la pérdida de una persona significativa (padre, madre, hermano, amig@ cercano u otro cuidador). Sin embargo, el modo en que los niños experimentan la pérdida difiere del de los adultos, dado que su capacidad cognitiva, emocional y de desarrollo está en curso (McEntire, 2003). Según el «ERIC Digest» sobre Niños y Duelo, el deceso de un ser querido “trae duelo a los niños al igual que a los adultos” pero los niños necesitan “trabajar a través de la tarea de reconocer la muerte, trabajar el dolor y acomodarse a la vida sin la persona” (McEntire, 2003, p. 1)
La relevancia es alta: estudios sugieren que, por ejemplo, “1 de cada 14 niños en EE.UU. perderá un padre o un hermano antes de los 18 años” (New York Life Foundation, 2004) . Asimismo, la muerte de un progenitor o figura de apego puede considerarse una “experiencia adversa infantil” con impacto en el desarrollo biopsicosocial. 

Manifestaciones del duelo en niños.

Una característica esencial del duelo en la infancia es su variabilidad y dependencia del estadio de desarrollo del niño. Los pequeños pueden alternar entre juego y llanto, ya que su comprensión de la muerte aún está en formación.
Entre las manifestaciones frecuentes están: tristeza, retraimiento, disminución de interés en actividades habituales, irritabilidad, alteraciones en el sueño o el apetito, y en algunos casos conducta regresiva o somática. También se pueden observar síntomas más complejos cuando el duelo se vuelve traumático: evitación de recuerdos, crisis de ansiedad o miedo persistente relacionados con la forma de la muerte (por ejemplo, muerte violenta)

Varios factores modulan cómo el niño vive el duelo:

  • Edad y desarrollo cognitivo: Niños más pequeños suelen tener dificultades para comprender conceptos como irreversibilidad o causa de muerte. Este déficit afecta su elaboración del duelo (McEntire, 2003).
  • Relación con la persona fallecida y tipo de muerte: La cercanía al fallecido y la naturaleza (suicidio, accidente, enfermedad prolongada) afectan el nivel de complicación del duelo. 
  • Papel del progenitor o cuidador sobreviviente: Sabemos que cuando el progenitor que queda apoya el proceso de duelo del niño, favorece un “vínculo continuado” saludable con el fallecido y mejor funcionamiento psicosocial en la adultez. 
  • Contexto ambiental y apoyos: La ausencia de redes de apoyo, adversidad económica o cambios en el entorno familiar pueden complicar el duelo infantil. 
  • Reconstrucción del vínculo con el fallecido: Según el enfoque del “modelo transaccional del desarrollo”, los niños se consideran agentes activos cuyo duelo está inmerso en contextos relacionales y culturales. 

Dadas las particularidades del duelo infantil, la intervención requiere sensibilidad a la edad, estilo de crianza, contexto cultural y tipo de pérdida. Algunas sugerencias son:

  • Facilitar espacios para que el niño pregunte y exprese sus dudas sobre la muerte, pues los niños plantean interrogantes complejos acerca de la causalidad, la vida y la muerte. 
  • Desde el ámbito escolar, se recomienda la implementación de grupos de duelo o intervenciones en el aula, por ejemplo actividades de legado (artísticas, narrativas) para ayudar al niño a integrar la pérdida y expresar su dolor. 
  • Adoptar un enfoque de fortaleza y bienestar, promoviendo resiliencia más que centrarse únicamente en el déficit clínico. 
  • Los adultos significativos (padres, maestros) deben validar las emociones del niño, usar un lenguaje claro sobre la muerte (evitar eufemismos confusos) y mantener rutinas que brindan seguridad. 
  • Identificar y derivar a apoyo especializado si el niño muestra síntomas de duelo complicado: persistencia de síntomas, evitación, retraimiento severo o riesgo suicida. 

Conclusión

El duelo infantil es un fenómeno complejo que va más allá de la réplica adulta del duelo: se inserta en un contexto de desarrollo cognitivo, emocional y social en construcción, y está mediado por el entorno, el apoyo y la naturaleza de la pérdida. Reconocer que los niños experimentan, procesan y necesitan acompañamiento de manera distinta es clave. Recuerda que si tu peque o a algún familiar estan atravesando por una etapa de duelo, en Psicoterapia Integral, podemos acompañar y guiarlos en esta etapa.

Al brindar apoyo sensible, educación sobre la muerte, validación emocional, y ofrecer recursos adaptados al contexto escolar y familiar, se puede reducir el riesgo de complicaciones del duelo y favorecer el crecimiento postpérdida. En última instancia, comprender y atender el duelo infantil es una inversión en la salud emocional y el desarrollo humano de los niños que enfrentan la pérdida.

 Psic. F. Alonso O.

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