Pensamientos que nos separan

Pensamientos que nos separan

Pensamientos que nos separan. Las relaciones de pareja no se quiebran únicamente por grandes problemas; muchas veces, lo que realmente nos aleja son las interpretaciones que hacemos, los pensamientos que se activan automáticamente y las ideas que asumimos sobre el otro. «Pensamientos que nos separan» es una reflexión sobre cómo nuestra forma de pensar puede impactar profundamente en los conflictos de pareja.

Aaron Beck, creador de la Terapia Cognitivo-Conductual, en su libro El amor no basta (1988), nos muestra cómo estos pensamientos influyen en las emociones que sentimos y en cómo actuamos dentro de la relación. Por ejemplo, si tu pareja llega tarde, puedes pensar: «Ya no le importo», lo cual genera tristeza, enojo o distancia, aunque la verdadera razón haya sido el tráfico o un contratiempo en el trabajo. Este tipo de interpretaciones rápidas no sólo afectan nuestro estado emocional, sino que también pueden iniciar una cadena de reacciones que lastimen el vínculo. En vez de preguntar qué ocurrió, se asume lo peor, aumentando el resentimiento y el distanciamiento.

Muchas veces no es lo que ocurre, sino lo que pensamos sobre lo que ocurre. Estos pensamientos se basan en creencias más profundas como: «Si me ama, debería saber lo que necesito» o «No soy lo suficientemente importante». Aunque no siempre somos conscientes de que estas ideas guían nuestras emociones y reacciones, su influencia es poderosa. Estas creencias suelen formarse a partir de experiencias tempranas o relaciones previas, y sin darnos cuenta, las proyectamos en nuestra pareja actual, distorsionando la manera en que interpretamos sus conductas. Así, una falta de respuesta inmediata a un mensaje puede sentirse como desamor, cuando en realidad puede deberse a una situación banal.

Las distorsiones del pensamiento, como el «todo o nada», la lectura de mente o las generalizaciones, son comunes en las discusiones de pareja. El pensamiento «todo o nada» lleva a ver las situaciones en extremos: «Si no estuvo de acuerdo conmigo, entonces no me respeta». La «lectura de mente» implica asumir que sabemos lo que el otro piensa sin comprobarlo, como cuando alguien concluye «Seguro piensa que soy un fracaso». Las generalizaciones, por su parte, utilizan palabras como «nunca» o «siempre», intensificando las emociones negativas: «Nunca me entiendes», «Siempre me haces sentir mal». Es fácil caer en frases como «nunca me escuchas» o «siempre estás a la defensiva», que alimentan el malestar y deterioran la comunicación. Con el tiempo, estas formas de pensar refuerzan la desconexión, volviendo cada desacuerdo más intenso y cada reconciliación más difícil.

También influye cómo interpretamos las intenciones del otro. Si creemos que lo que hace es para molestarnos o hacernos daño, es más difícil mantener una comunicación abierta y empática. Por ejemplo, si nuestra pareja no recuerda una fecha importante, podríamos interpretarlo como una señal de desprecio, cuando podría deberse a olvido o estrés. Estudios como los de Bradbury y Fincham (1990) han demostrado que este tipo de atribuciones negativas están asociadas a más conflictos, menor satisfacción y mayor probabilidad de ruptura. Interpretar de manera negativa crea un círculo vicioso en el que las buenas intenciones se malinterpretan y cada interacción se convierte en una fuente potencial de daño emocional.

La buena noticia es que sí es posible cambiar estas formas de pensar. La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) ofrece herramientas para identificar estos pensamientos, cuestionarlos y construir una mirada más equilibrada y realista. A través de ejercicios de reestructuración cognitiva, es posible aprender a detenerse antes de asumir lo peor y dar un paso atrás para evaluar otras alternativas más neutrales o positivas. Además del enfoque cognitivo-conductual, otras terapias basadas en evidencia también han mostrado ser eficaces en el trabajo con parejas. Por ejemplo, la Terapia Focalizada en las Emociones (EFT), desarrollada por Sue Johnson, ayuda a mejorar el vínculo emocional y la seguridad en la relación, trabajando desde las necesidades emocionales profundas. Asimismo, la Terapia de Pareja Integrativa Conductual (IBCT), creada por Jacobson y Christensen, se enfoca en fomentar la aceptación de las diferencias y promover cambios conductuales que favorezcan la convivencia.

Trabajar en la relación no solo implica aprender a hablar mejor, sino también pensar de forma más saludable. Reconocer que nuestras emociones no son hechos absolutos, sino respuestas a interpretaciones, nos abre la posibilidad de actuar con mayor flexibilidad. Al aprender a observar nuestros pensamientos, cuestionarlos y cambiar aquellos que nos dañan, podemos fortalecer el vínculo, aumentar la empatía y recuperar la conexión perdida. Con el tiempo, desarrollar un pensamiento más equilibrado puede convertirse en una habilidad natural que impacte positivamente no solo la relación de pareja, sino todas las relaciones importantes de nuestra vida. 

En Psicoterapia Integral Metepec podemos acompañarte a ti de manera individual o en pareja a identificar esos pensamientos que generan distancia y ayudarles a crear una relación más consciente, amorosa y saludable. No se trata solo de resolver problemas, sino de transformar la forma en la que se relacionan.

Elaboró: Psicóloga y Terapeuta Cognitivo-Conductual Sandra Jacobo Galindo

También te puede interesar...

Artículos populares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *