Muchas veces he escuchado en consulta… ¿cómo sé si estoy haciendo lo correcto?
Esta pregunta suele surgir desde varios escenarios, solemos tener este tipo de inquietudes cuando estamos atravesando por momentos complicados, cuando damos nuestro mejor esfuerzo y los resultados parecieran no ser favorables o suficientes, cuando nos preocupa hacerle daño a otros con nuestras acciones, cuando hemos perdido el curso de nuestra vida o bien pareciera que lo que percibimos o deseamos decidir va en contra de nuestros valores y principios, etc.
Y la respuesta podría puntualizarla en tres pilares importantes. Primero, asegúrate que la conducta sea correcta en sí misma, que sea sana y adecuada, que tenga con fin construir, edificar, preservar la salud, la seguridad, que no dañe a nadie de manera innecesaria o injusta, que no vulnere los principios, la integridad y los derechos inalienables de ninguna persona. Segundo, que la intensión sea buena, que lleve como fin preservar, para bien a todos los involucrados, lo bueno, lo correcto, lo sano, que desarrolle cualidades y nobles talentos, que permita resolver conflictos de forma pacífica, inclusiva y solidaria. Tercero, que la forma en que la conducta se realiza sea afable, es decir, que el modo en el que la acción se efectúa sea realizado de buen ánimo, atenta y educadamente, que genere bienestar con el buen trato.
Es necesario que las tres cualidades estén presentes para que el actuar sea correcto, si faltase cualquier de ellos, aunque sea un poco, demerita el bien hacer. Para aclarar la idea, a continuación, daré algunos ejemplos.
Imaginemos que, si quisiéramos proveer de alimento a los necesitados y hubiésemos destinado recursos para esta noble labor, compramos insumos, preparamos con tiempo y esmero los alimentos, pero al momento de entregarlos lo hacemos de mala gana, con molestia, arrogancia o prepotencia. Como podemos observar en esta situación, la conducta y la intensión tienen un valor positivo, sin embargo, la forma en como distribuimos estos alimentos le quita la virtud a la acción misma.
Bajo otro escenario, pensemos en un padre o madre que trata de mostrar amor a su hijo, lo consienten continuamente, lo tratan con mucho cariño, pero en su afán de evitarle malos momentos eligen no poner límites ni disciplina, solapan los caprichos y las rabietas. En este caso, existe la intensión de mostrar amor con buenos tratos, sin embargo, las acciones que se permiten y las consecuencias que se omiten son conductas no sanas en el proceso formativo de su hijo.
En un tercer panorama, pensemos en la escena donde se intenta convencer a una persona de recibir beneficios o la promesa de privilegios, a cambio de su apoyo, voto, aprobación o firma, en tal caso pudiera ser que la conducta y la forma se perciban como favorables, más en cambio, la intensión pareciera no serlo.
La siguiente ocasión que te preguntes si ¿estás haciendo lo correcto? o si lo que haces ¿Es lo más conveniente? Recuerda ocuparte de que exista congruencia positiva entre lo sano de la conducta, la nobleza de la intensión y lo afable de la forma de actuar.
Por último, es importante ocuparse de forma responsable de lo que gestamos en nuestro interior y de lo que emana de nosotros, es decir, ocuparnos de forma activa y responsable de nuestras emociones, sentimientos y acciones. No podemos controlar todos los elementos de una situación, pero si podemos ocuparnos de nosotros mismos, de cómo elegimos vivir cada experiencia de la vida y de cómo actuamos ante ella. En nosotros esta hacer lo correcto, con ello habremos hecho nuestra parte de la mejor manera.
En Psicoterapia Integral Metepec podemos acompañarte a evaluar lo conveniente de tus acciones, te ayudaremos para desarrollar las habilidades personales que te permitan encontrar formas más saludables de relacionarte y estrategias para mejorar las condiciones en tu vida. Nosotros podemos apoyarte.
Psicóloga Elizabeth Márquez López