La infidelidad: Un evento traumático

La infidelidad: Un evento traumático

La fidelidad es una de las virtudes humanas más importantes para generar vínculos afectivos sanos y duraderos, dentro de ella se asocian valores como la lealtad, el respeto, el compromiso y la honestidad. Uno de los constructos sociales que subyacen a la fidelidad es cumplir con aquello prometido; acuerdos establecidos, exclusividad romántica y sexual, entre otros. Por lo que hablar de infidelidad es el no cumplimiento de todo lo acordado, interpretándose a este acto como traición.

La infidelidad es aquel acto desleal que rompe el compromiso establecido en una relación de pareja. 

Actualmente existe un debate acerca de que acciones pueden ser tipificadas como conductas infieles; hablar romántica o sexualmente con alguien más vía redes sociales, salir con alguien en secreto, tener contacto físico o sexual, etc. 

Sin embargo, cada pareja tiene acuerdos y creencias interdependientes a lo acordado, por lo que cualquier acto que indique traición para el individuo puede ser tipificado infidelidad. Debido a esto es importante que al estar en una relación de pareja ambos dialoguen y establezcan que es para cada uno de ellos un acto de infidelidad, de esta manera se evitan sesgos interpretativos y relacionales en la pareja.

Establecer acuerdos no asegura que en la relación de pareja se pueda evitar un acto de infidelidad, por lo que en este articulo conoceremos el impacto psicológico que conlleva en algunos individuos ser victima de infidelidad. 

Cada ser humano posee herramientas emocionales específicas para hacerle frente a las adversidades de la vida; es por ello que cada individuo supera los conflictos de manera distinta uno de otro, por ejemplo, una persona que sobrelleva un despido laboral de manera saludable puede no recibir un cambio de domicilio con la misma energía y los mismos recursos resilientes para afrontarlo, esto tiene que ver con el significado de cada suceso, así como los factores contextuales y la temporalidad en la que estos ocurren. Algo similar sucede con la infidelidad, cada persona la vive de manera distinta y por ende el impacto psicológico es distinto unos de otros. 

Si has sido victima de infidelidad sin importar cuanto tiempo a pasado y aun vives con sentimientos de angustia, inseguridad, tristeza excesiva, entro otros malestares emocionales y psicológicos, coloca atención a lo siguiente, la infidelidad, es un acto de traición y el impacto psicológico es tan fuerte que es catalogado como un trauma.

El trauma es caracterizado por romper las defensas psicológicas ya que son situaciones donde la victima esta expuesta a la humillación, miedo, angustia y a un ambiente o acto violento. Ante cualquier evento traumático hay un impacto en la psique y es posible que aparezcan emociones como la vergüenza, la ira, rabia, tristeza profunda y a nivel cognitivo aparecen pensamientos rumiativos, desesperanzadores, de venganza, incluso ideaciones suicidas. Así mismo hay un sufrimiento pasivo y se esta en la constante amenaza de que volverá a suceder, algunos síntomas del trauma psicológico es la desconcentración, estado de shock, sentimientos de culpa, ansiedad, confusión, aislamiento, depresión, y a nivel físico; dolor de cabeza, perdida de apetito, insomnio, hipervigilancia, fatiga, entre otros.

A continuación, se describen algunos de los daños colaterales y síntomas que las víctimas de una infidelidad atraviesan:

Sentimientos de humillación, enojo, rabia, ira, deseos de venganza, perdida de interés en sus actividades cotidianas, tristeza profunda, episodios de depresión y/o ansiedad, inseguridad en sí mismos y en los demás, insomnio, pensamientos desesperanzadores, ideaciones suicidas, sueños relacionados al evento infiel, dolor de cabeza, pérdida de apetito, somnolencia, y en el caso de la infidelidad al tipificarse como violencia emocional y psicológica desestructura lo que el individuo tiene como verdad, así como la imagen que percibe del agresor (la persona infiel) es por ello que la víctima experimenta pensamientos rumiantes acerca de su realidad y lo acontecido: ¿en qué momento sucedió? ¿por qué no me di cuenta? ¡no puedo creer que el/ella me haya hecho esto! ¡nunca lo creí capaz! Así como pensamientos confusos acerca de sí mismo que alimentan inseguridad y desesperanza; “no valgo la pena” “no soy suficiente”, se evita constantemente recordar la situación o bien continuamente la recuerdan y buscan detalles de la situación. 

En caso de que se continue con la relación algunos de los efectos colaterales más comunes son: Los celos injustificados y la baja autoestima en la víctima, la nula confianza y el miedo continuo de que puede volver a suceder, así como los episodios depresivos, ansiedad. La rabia, enojo y tristeza vuelven a surgir al exponerse a algún estimulo que recuerde a la víctima lo acontecido; lugar, canción, olor, ver a la persona con quien se dio la traición, etc. 

Como podemos ver los síntomas que devienen de un trauma son muy similares a los que atraviesa una persona victima de infidelidad, incluso al visualizar algunos de los indicadores establecidos en el DSM-V (Manual diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales, quinta edición) del Trastorno de Estrés Post Traumático notarás algunas similitudes: 

Indicador B. Presencia de uno (o más) de los síntomas de intrusión siguientes asociados al suceso(s) traumático(s), que comienza después del suceso(s) traumático(s):

  • Recuerdos angustiosos recurrentes, involuntarios e intrusivos del suceso(s) traumático(s).
  • Sueños angustiosos recurrentes en los que el contenido y/o el afecto del sueño está relacionado con el suceso(s) traumático(s).
  • Reacciones disociativas (p. ej., escenas retrospectivas) en las que el sujeto siente o actúa como si se repitiera el suceso(s) traumático(s). (Estas reacciones se pueden producir de forma continua, y la expresión más extrema es una pérdida completa de conciencia del entorno presente.)
  • Malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso(s) traumático(s).
  • Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso(s) traumático(s).

Indicador C. Evitación persistente de estímulos asociados al suceso(s) traumático(s), que comienza tras el suceso(s) traumático(s), como se pone de manifiesto por una o las dos características siguientes:

  • Evitación o esfuerzos para evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos acerca o estrechamente asociados al suceso(s) traumático(s).
  • Evitación o esfuerzos para evitar recordatorios externos (personas, lugares, conversaciones, actividades, objetos, situaciones) que despiertan recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos acerca o estrechamente asociados al suceso(s) traumático(s).

Indicador D. Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo asociadas al suceso(s) traumático(s), que comienzan o empeoran después del suceso(s) traumático(s), como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:

  • Incapacidad de recordar un aspecto importante del suceso(s) traumático(s) (debido típicamente a amnesia disociativa y no a otros factores como una lesión cerebral, alcohol o drogas).
  • Creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo (p. ej., “Estoy mal,” “No puedo confiar en nadie,” “El mundo es muy peligroso,” “Tengo los nervios destrozados”).
  • Percepción distorsionada persistente de la causa o las consecuencias del suceso(s) traumático(s) que hace que el individuo se acuse a sí mismo o a los demás.
  • Estado emocional negativo persistente (p. ej., miedo, terror, enfado, culpa o vergüenza).
  • Disminución importante del interés o la participación en actividades significativas.
  • Sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás.
  • Incapacidad persistente de experimentar emociones positivas (p. ej., felicidad, satisfacción o sentimientos amorosos).

Indicador E. Alteración importante de la alerta y reactividad asociada al suceso(s) traumático(s), que comienza o empeora después del suceso(s) traumático(s), como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:

  • Comportamiento irritable y arrebatos de furia (con poca o ninguna provocación) que se expresan típicamente como agresión verbal o física contra personas u objetos.
  • Comportamiento imprudente o autodestructivo.
  • Hipervigilancia.
  • Respuesta de sobresalto exagerada.
  • Problemas de concentración.
  • Alteración del sueño (p. ej., dificultad para conciliar o continuar el sueño, o sueño inquieto).

Indicador F. La duración de la alteración (Criterios B, C, D y E) es superior a un mes.

Indicador G. La alteración causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Indicador H. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., medicamento, alcohol) o a otra afección médica.

Si bien la infidelidad no es tipificable como Trastorno de Estrés Post Traumático la similitud de cada uno de los síntomas es evidente y es recomendable darle una atención inmediata,  por lo que si has sido víctima de infidelidad y te identificas con algunos de éstos síntomas es importante que se atiendan de forma adecuada con profesionales de la salud mental, pues, a pesar de que culturalmente se minimiza el impacto psicológico de este evento traumático lidiar con los síntomas emocionales, psicológicos y físicos pueden agravar el cuadro clínico. 

Validar, aceptar y no minimizar lo que ocurrió es el primer paso para recuperar tu confianza y salud mental posterior a una infidelidad, realiza una reflexión acerca de cómo la infidelidad impacto en ti y que cambios a partir de ese evento traumático hiciste en tu personalidad, en cómo te relacionas actualmente contigo y con el mundo, identifica los síntomas que prevalecen y a partir de ahí tendrás un panorama más claro acerca de lo que puedes y quieres hacer aquí y ahora para atender lo identificado. En Psicoterapia Integral Metepec encontrarás un acompañamiento psicológico, profesional y humano para iniciar este proceso de atención y recuperación a tu salud mental y emocional. 

Psic. Gema Atenas González Hernández

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